Los líderes del Grupo de los Siete (G7) llegaron a las Montañas Rocosas canadienses para una cumbre marcada por un escenario global convulso y crecientes divisiones internas. El conflicto entre Israel e Irán, las amenazas comerciales o los aranceles de Donald Trump, así como el fantasma de la guerra en Ucrania, sobresalen en una agenda cargada de urgencias.
La escalada militar entre Israel e Irán sorprendió a varios dignatarios y ha acaparado la atención internacional. Mientras tanto, Trump vetó recientemente un plan de Israel para asesinar al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, según fuentes estadounidenses. La crisis obligará a los líderes a abordar de inmediato la necesidad de desescalada y diplomacia.
En paralelo, persisten tensiones económicas. Trump amenaza con nuevos aranceles y, aunque Reino Unido anunció un acuerdo comercial con Estados Unidos, este aún no entra en vigor. La presión para evitar una nueva guerra comercial será clave en las discusiones.
Como anfitrión, el primer ministro canadiense, Mark Carney, optó por no emitir una declaración conjunta al final de la cumbre, en una señal del complicado consenso entre los miembros. Los líderes de India, Ucrania, Brasil, Sudáfrica, Corea del Sur, Australia, México y Emiratos Árabes Unidos también han sido invitados, como parte de una estrategia para reforzar alianzas en un entorno multipolar.
La guerra en Ucrania, la situación en Groenlandia, los riesgos de desinformación y las tensiones energéticas también ocuparán un lugar central.
El comportamiento impredecible de Trump genera incertidumbre adicional. Sus polémicas sugerencias, como convertir a Canadá en el Estado 51 o “tomar” Groenlandia, han causado roces diplomáticos.
Claudia Sheinbaum anunció que sostendrá su primer encuentro presencial con Trump para defender a los mexicanos, ante las redadas, protestas y detenciones de migrantes.
Con información de Informador.mx