
Mientras que el impacto general de los cambios en la política comercial de Estados Unidos se ha mantenido menor de lo proyectado para el conjunto de América Latina, ciertos países demuestran una vulnerabilidad única, como es el caso de México.
“La región ha gozado, en términos generales, de aranceles efectivamente implementados inferiores a los anunciados y una ventaja comercial, ya que los niveles arancelarios que enfrentan sus bienes para ingresar al mercado estadounidense son menores al promedio de otras regiones globales”, afirmó Gerson Martínez, especialista regional en economía laboral de la Oficina Regional de la OIT para América Latina.
En conferencia de prensa al presentar los resultados del Panorama Laboral de 2025, Martínez explicó que en el Sur de América, el alto grado de diversificación comercial ha sido la principal defensa, con mercados como el europeo o el asiático representando un peso similar al americano, lo que ha permitido reducir significativamente el impacto directo de las medidas comerciales. Por su parte, en Centroamérica, el impacto aún no se ha sentido plenamente.
“La excepción más notable a esta tendencia regional es México. El país, cuyo mercado estadounidense es vital como principal destino de exportaciones, fuente de inversión extranjera directa y, crucialmente, de divisas a través de remesas familiares, ya ha comenzado a experimentar las consecuencias”, expuso.
Las proyecciones de organismos internacionales, como la CEPAL y el Fondo Monetario Internacional (FMI), anticipan niveles de crecimiento cercanos a cero para el próximo año (2025). “Adicionalmente, la economía mexicana ha registrado una contracción en el flujo de remesas familiares en la primera mitad del año, un factor no menor que impacta tanto el ingreso de divisas como el financiamiento del consumo privado interno, un determinante clave del crecimiento económico”.
Asimismo, acompañado por la directora regional, Ana Virginia Moreira, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, dijo que México se posiciona como uno de los países con la contracción de la ocupación más significativa en el periodo reciente, registrando una caída del 1.3% en la cantidad de personas ocupadas al comparar el primer semestre de 2025 con el mismo periodo de 2024.
“Este retroceso, el más alto entre los países analizados, se acompaña de una reducción en la tasa de participación laboral, que descendió del 60.1% al 59.3%. La combinación de una menor cantidad de personas ofreciendo su fuerza de trabajo en el mercado laboral y una menor disponibilidad de empleo ha generado un desequilibrio. Como resultado, la tasa de desocupación estimada para la primera mitad de 2025 se sitúa en un 6%, un incremento respecto al año anterior”, indicó.
Expuso que esta situación se interpreta como un signo de retroceso importante en el mercado de trabajo mexicano, influenciado directamente por la desaceleración económica que ha enfrentado el país este año y los impactos derivados del contexto global. Las restricciones en la política fiscal, particularmente en el gasto público, han mermado la capacidad de la economía mexicana para generar el empleo suficiente.
“Si bien México presenta una tasa de formalidad laboral cercana al promedio regional, es crucial señalar que, a pesar de los progresos logrados en los últimos años, estos avances se consideran insuficientes para garantizar mejores condiciones de trabajo a una mayor cantidad de la población. El reto en materia de formalidad laboral persiste”, puntualizó.
Con información de El Economista.