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El reclutamiento forzado del CJNG: ‘Descubrí por Facebook que mi hijo es sicario’

La última vez que María vio a Rodrigo, su esposo, fue a través de una videollamada. Él solo tenía permitido decir: “Estoy bien. Trabajo para ellos”. No más. A sus hijos, Mateo y Ramiro, tampoco los ha visto en persona desde hace más de un año. Los tres fueron secuestrados por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación y son víctimas de reclutamiento forzado. Ahora son sicarios del CJNG.

Tras el hallazgo de restos humanos en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, donde el CJNG tenía un campo de adiestramiento, María compartió su historia con grupos de personas buscadoras para saber si alguien tiene información de sus familiares.

Luego de publicar las imágenes, María platicó con El Financiero para contar cómo es que el CJNG secuestró y reclutó a su esposo y dos hijos de manera forzada. Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas; sin embargo, El Financiero tiene en su poder fotos, videos y las fichas de búsqueda emitidas en 2024.

Fiscalía de Michoacán no quiso tomar mi reporte: ‘Los han de traer trabajando en el cerro’

Hace más de un año, en febrero de 2024, Rodrigo, Mateo y Ramiro regresaron a casa después de trabajar como albañiles en una construcción en Zamora, Michoacán. Minutos después, un grupo de hombres tocó el portón de la vivienda. Dijeron que eran de la Fiscalía.

Ante los gritos, Rodrigo abrió la puerta y se encontró con 7 hombres armados. “Mi esposo ingenuamente les permitió entrar. Dos de los hombres lo golpearon, mientras que otros tres tiraron a mis dos hijos al suelo. A mi y a mis dos hijas nos arrinconaron. Nos exigían que les diéramos la droga, el dinero o las armas que hubiera en la casa”, recuerda María, quien niega haber tenido armas en su domicilio.

Integrantes del CJNG pidieron a María el pago de rescate para liberar a su esposo e hijos pero no cumplieron con el acuerdo. (Especial / El Financiero)

En medio de la agresión, el hombre que estaba a cargo de la operación hablaba por teléfono. “La persona del otro lado de la línea le ordenó que nos descuartizara si no entregábamos todo”, escuchó María.

Los sujetos esculcaron toda la casa pero no encontraron nada y se llevaron a los tres hombres. “Como pensé que eran de la Fiscalía de Michoacán fui tras ellos. Les dije que no podían llevarse a menores de edad. Ellos se voltearon, nos apuntaron con sus armas y respondieron que si querían, me los regresaban en pedacitos”.

Esa noche, los secuestradores se pusieron en contacto con María. “Los primeros mensajes eran amenazas. Advertían que si íbamos a la Fiscalía iban a regresar por nosotros y nos iban a llevar con ellos”.

Un día después de que el grupo armado se llevó a su esposo y dos hijos, María acudió a la Fiscalía de Michoacán en Zamora; sin embargo, “no quisieron tomar mi reporte”.

“En la Fiscalía no hicieron nada, nada más nos dijeron: ‘Ahí los van a traer trabajando en el cerro’”.

Después de acudir con las autoridades, María recibió nuevos mensajes. “Exigían el pago de 30 mil pesos. Ingenuamente, la familia de mi esposo y yo entregamos el dinero. Nos dijeron que los iban a entregar en la Fiscalía de El Pochote, lo cual no sucedió”, asegura.

El CJNG ‘me envió pruebas de vida’ de mi esposo y de mis hijos

Tres meses después del secuestro y luego del pago de 30 mil pesos, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación se pusieron en contacto con María. Esta vez exigían el pago de 300 mil pesos para dejarlos en libertad.

“Nos enviaron pruebas de vida para que depositáramos. Les entregamos el dinero y todo. Dijeron que nos iban a entregar a los tres en la plaza de Jacona, pero esperamos por horas y nadie llegó”, dice.

Descubrí en Facebook que mis hijos son ‘sicarios’ del CJNG

Las exigencias del pago de un rescate eran continuas; sin embargo, María y su familia no dieron más y buscaron apoyo de las autoridades, que también le pidieron dinero. “La Fiscalía nos pedía lana para el rastreo del número de teléfono. No hicieron más”, asegura.

En medio de la desesperación, María buscó en redes sociales. Durante una de sus búsquedas en Facebook, encontró una fotografía en la que aparecía su hijo y se puso en contacto con la usuaria que publicó la imagen.

Autoridades de la Fiscalía de Michoacán indicaron a María que el CJNG tendría a sus familiares "trabajando en el cerro". (Especial / El Financiero)

“Una mujer compartió fotos donde se ve que los traen trabajando. Le mandé mensajes, pero solo me respondió que no puede decir nada y que mis hijos ya no tienen familia, porque su familia ahora es el cártel”, declaró.

Además, Sarah, la mujer que compartió la foto, le confirmó que Mateo y Ramiro trabajan como sicarios para el CJNG.

Tras más de un año del secuestro, María solo ha encontrado fotos de sus hijos. “Lamentablemente, de mi esposo no sabemos nada. No tenemos evidencia de que esté vivo. Solo me mandaron una imagen el 20 de mayo, cuando entregamos el dinero, Me permitieron hacer una videollamada de cinco minutos con él, pero solo decía ‘estoy bien’ y ‘trabajo para ellos’”, señaló.

El caso de María toma más relevancia en el marco de lo ocurrido en el Rancho Izaguirre de Teuchitlán. El colectivo de Guerreros Buscadores de Jalisco compartió imágenes de prendas, calzado, huesos calcinados, casquillos y cartas de despedida que fueron halladas al interior del lugar, que presuntamente era utilizado por el CJNG para reclutar y entrenar a jóvenes. Las primeras investigaciones indican que en ese sitio de Jalisco también se asesinó a cientos de personas.

A más de un año del secuestro y reclutamiento de su esposo y sus dos hijos, María y su familia se fueron de Zamora ante el temor de sufrir represalias del Cártel Jalisco Nueva Generación, aunque mantiene la búsqueda de sus familiares. “Aún tengo la esperanza de que el gobierno detenga al cártel o que mis hijos puedan salir de eso”.

Con información de El Financiero

 

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Avanza el gusano barrenador del ganado

De llamar la atención el primer caso de gusano barrenador del ganado en humanos. Este fue detectado en una mujer, mayor de edad, residente el municipio de Acacoyagua, en el estado de Chiapas.

Luego que fuera alertada la presencia de ganado del gusano barrenador del ganado, el pasado 21 de noviembre de 2024, en un lote de ganado introducido de contrabando; ahora, se conoce la primera afectación a una persona, por parte de esta mosca que deposita sus huevecillos en heridas y cuyas posteriores larvas devoran el tejido vivo.

Incluso, hay información que habla de que habría hasta ocho personas afectadas por esta plaga, en siete estados de nuestro país, así que lo anterior pone en evidencia, la gravedad de su presencia , luego de que fue introducida desde Guatemala, por la falta de controles sanitarios y legales adecuados en la frontera Sur de nuestro país.

También, lo anterior muestra que la plaga se está expandiendo, pese a la campaña en su contra con mosca esterilizada, lo que al parecer no es suficiente dada su presencia en varias entidades del país como son Chiapas, Tabasco y Campeche, en donde ya se han tenido reportes de casos.

Hay quienes dicen que, si esto sucede ya con humanos, habrá que imaginar lo que ocurre, por ejemplo, con la fauna, que no está exenta del ataque de esta plaga, especies a las que no hay manera de atender como es el caso del ganado u otros animales domésticos.

Así, esta plaga se está expandiendo y que,  pese a no estar presente en el norte del país, ya causó grandes pérdidas económicas a los ganaderos exportadores de becerro en pie, como es Chihuahua, que por la detección de esta mosca en Chiapas, Estados Unidos cerró su frontera a la comercialización de ganado por casi tres meses. Comentan que, urgen mayores medidas de control, como puede ser entre otras, el cierre de la frontera Sur, algo que han pedido de manera insistente los productores pecuarios.

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