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Califican de "surrealista" lo que se vivió en Manaos durante la pandemia

En Manaos se quedaron sin bombonas de oxígeno, los fallecidos se acumularon en las casas y se abrieron fosas comunes en los cementerios durante la pandemia. El pasado 11 de marzo del año en curso, se cumplieron cinco años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de COVID-19.

La capital del estado de Amazonas fue la zona cero de la pandemia en Brasil, donde según los datos oficiales el coronavirus se cobró la vida de más de 700 mil personas, la primera de ellas hoy hace cinco años exactos. Esta ciudad, rodeada de selva, con humedad sofocante y donde más de la mitad de sus dos millones de habitantes viven en favelas, sufrió una pesadilla hoy olvidada por gran parte de la población.

"Fue algo muy surrealista (...) cuando nos dimos cuenta los hospitales estaban abarrotados, eran muertos uno encima de otro, muertos en casas. El sistema funerario colapsó", relató Wellington Felipe Benfica. Un joven de 35 años trabaja como conductor de SOS Funeral, un programa público de servicios funerarios gratuitos para las familias de bajos ingresos o en situación de vulnerabilidad social.

Cuenta que las llamadas no paraban. Realizaban de media unos 70 servicios diarios. "Empezábamos el turno a las siete de la mañana y no había hora para salir", rememora. Describe la pandemia como un período lleno de "tensión" y "tristeza", en el que a menudo se preguntó si realmente estaba viviendo lo que veía día tras día: familias perdiendo a sus parientes en casa.

La COVID-19 golpeó con extrema dureza a Manaos durante la segunda ola, en enero de 2021. La falta de bombonas de oxígeno medicinal causó "una tragedia humanitaria", según la Fiscalía, que cifra en al menos 560 los pacientes que fallecieron por ello.

El Ministerio Público presentó el año pasado una acción en la esfera civil en la que pide a los poderes públicos indemnizaciones por 4 mil millones de reales (690 millones de dólares) por las omisiones y errores atribuidas al Gobierno del entonces presidente Jair Bolsonaro, un negacionista de la gravedad de la pandemia.

Entre las fallas, se cuestiona la decisión de enviar cargamentos de oxígeno a Manaos en camión, en un trayecto de 96 horas por carreteras de tierra, lo que resultó en demoras en la atención a numerosos pacientes. Según el Sindicato de Médicos de Amazonas, cerca de 60 personas murieron "por asfixia" solo el 14 de enero de 2021.

Las fosas comunes, un recinto en olvido

Nueve meses antes, en la primera ola, las imágenes de retroexcavadoras abriendo fosas comunes en los cementerios de Manaos ante el continuo goteo de cadáveres dieron la vuelta al mundo. José Roberto de Souza ha dedicado 18 de sus 57 años a SOS Funeral. Se acuerda del caos total de los primeros días de la pandemia, de la desinformación corriendo a sus anchas y de la "desesperación" de las familias mientras rellenaban el papeleo por la defunción de un ser querido.

"Fue una situación muy difícil. Perdimos a nuestra coordinadora, que era nuestra líder, que estaba al frente de todo, que puso al equipo a hacer mascarillas... Perdimos a nuestra asistenta social, perdimos a varios", lamenta. De Souza, como tantos millones, se contagió, estuvo un mes de baja y volvió a trabajar inmediatamente después. En medio del dolor se obligó a seguir adelante.

"Lo que no podíamos hacer es caer en el desespero y no ayudar a las familias", afirma en una sala repleta de ataúdes y vestido con uno de esos monos blancos que tan habituales se hicieron en los telediarios durante la pandemia.

Hoy, el coronavirus se percibe en Manaos como algo muy lejano. En uno de los sectores del cementerio público de Nossa Senhora Aparecida una placa reza: "Aquí reposan las víctimas de la covid-19, 1ª ola". Detrás, se extiende un amplio terreno con decenas de tumbas a ras de suelo coronadas con cruces de madera mayoritariamente azules, algunas de ellas partidas en el suelo. Parece un lugar abandonado, dejado en el olvido.

Con información de Informador.mx

Tips al momento

Avanza el gusano barrenador del ganado

De llamar la atención el primer caso de gusano barrenador del ganado en humanos. Este fue detectado en una mujer, mayor de edad, residente el municipio de Acacoyagua, en el estado de Chiapas.

Luego que fuera alertada la presencia de ganado del gusano barrenador del ganado, el pasado 21 de noviembre de 2024, en un lote de ganado introducido de contrabando; ahora, se conoce la primera afectación a una persona, por parte de esta mosca que deposita sus huevecillos en heridas y cuyas posteriores larvas devoran el tejido vivo.

Incluso, hay información que habla de que habría hasta ocho personas afectadas por esta plaga, en siete estados de nuestro país, así que lo anterior pone en evidencia, la gravedad de su presencia , luego de que fue introducida desde Guatemala, por la falta de controles sanitarios y legales adecuados en la frontera Sur de nuestro país.

También, lo anterior muestra que la plaga se está expandiendo, pese a la campaña en su contra con mosca esterilizada, lo que al parecer no es suficiente dada su presencia en varias entidades del país como son Chiapas, Tabasco y Campeche, en donde ya se han tenido reportes de casos.

Hay quienes dicen que, si esto sucede ya con humanos, habrá que imaginar lo que ocurre, por ejemplo, con la fauna, que no está exenta del ataque de esta plaga, especies a las que no hay manera de atender como es el caso del ganado u otros animales domésticos.

Así, esta plaga se está expandiendo y que,  pese a no estar presente en el norte del país, ya causó grandes pérdidas económicas a los ganaderos exportadores de becerro en pie, como es Chihuahua, que por la detección de esta mosca en Chiapas, Estados Unidos cerró su frontera a la comercialización de ganado por casi tres meses. Comentan que, urgen mayores medidas de control, como puede ser entre otras, el cierre de la frontera Sur, algo que han pedido de manera insistente los productores pecuarios.

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