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Cinco años después, el Covid es una presencia banal pero peligrosa

Cinco años después del inicio de la pandemia, el COVID-19 se ha vuelto una presencia en apariencia banal, pero las infecciones pueden ser persistentes y causar la muerte. Así lo señalan los especialistas.

Variante ómicron, la que domina

Más de cinco años después de su aparición en China, el virus que causa el COVID-19 ha infectado oficialmente a 777 millones de personas y provocado más de siete millones de muertes -en realidad, muchas más-, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, con el tiempo y las distintas olas, el impacto de la infección respiratoria en las muertes y hospitalizaciones ha disminuido considerablemente, gracias a la inmunidad adquirida por la población mediante la vacunación y/o las infecciones previas.

El COVID-19 sigue causando muertes (más de 3 mil entre octubre y noviembre de 2024 en 27 países, según la OMS), pero la gran mayoría de los fallecimientos se registraron entre 2020 y 2022.

La OMS retiró en mayo de 2023 el nivel máximo de alerta por pandemia mundial.

El virus, hasta ahora, no muestra una estacionalidad específica, pero parece estar volviéndose progresivamente endémico, con resurgimientos regulares, de forma similar a la gripe, según diversos expertos.

Sin embargo, "el mundo quiere olvidar este patógeno que sigue con nosotros, las personas quieren relegar al COVID al pasado -y en muchos sentidos, actuar como si nada hubiera pasado- porque fue tan traumático", comentó a mediados de diciembre Maria Van Kerkhove, responsable de la preparación ante epidemias y pandemias en la OMS.

Desde el otoño de 2021 se impuso definitivamente la variante ómicron, y las subvariantes se van sucediendo sin ser más severas unas que otras.

No obstante, algunos científicos consideran que no se puede descartar completamente el escenario de variantes más virulentas o que escapen a la inmunidad.

En cualquier caso, el SARS-CoV-2 permanecerá entre los humanos.

Las vacunas y tratamientos contra el COVID

La vacunación, fundamental para enfrentar la pandemia, ha sido masiva desde el desarrollo, extraordinariamente rápido, de las vacunas.

Se han administrado más de 13 mil 600 millones de dosis en todo el mundo, aunque con un acceso muy desigual entre países pobres y ricos.

Las vacunas adaptadas contra ómicron -en su versión JN.1- siguen siendo recomendadas, especialmente para las personas más vulnerables, ya que aún ofrecen protección contra las formas graves y el riesgo de COVID prolongado.

Sin embargo, la cobertura de vacunación es insuficiente, especialmente entre los ancianos y los trabajadores sanitarios, advirtió la OMS.

La búsqueda de vacunas que actúen por más tiempo y de manera más eficaz contra la infección y la transmisión continúa, al igual que la exploración de nuevos métodos de administración (nasal, oral, cutáneo).

En cuanto a los tratamientos, las opciones se han reducido desde la aparición de la variante ómicron: solo quedan algunos antivirales directos y un anticuerpo monoclonal.

Algunas innovaciones desarrolladas o aceleradas por la pandemia, particularmente las vacunas de ARN mensajero, siguen siendo una fuente de esperanza para otras enfermedades, como el cáncer.

El COVID prolongado

Cerca del 6% de personas infectadas desarrollaron lo que se conoce como "COVID prolongado": fatiga, tos, dificultad para respirar, fiebre intermitente, pérdida del gusto o el olfato, problemas de concentración, depresión…

Los síntomas se establecen generalmente en los tres meses posteriores a la infección, persisten al menos dos meses y no se explican por otro diagnóstico.

La OMS alertó en diciembre que el "COVID prolongado" es aún "una carga importante para los sistemas de salud".

Las mujeres y las personas con problemas de salud previos son las más afectadas. Además, las reinfecciones parecen aumentar los riesgos.

Los científicos han avanzado, pero aún no han desentrañado completamente sus mecanismos, considerando varias hipótesis: la persistencia del SARS-CoV-2 en el organismo, el mantenimiento de un estado inflamatorio postinfección o la formación de microcoágulos.

Las futuras pandemias

El COVID-19 no será la última pandemia, los científicos están seguros de ello. La cuestión es cuándo llegará la próxima y si el mundo estará mejor preparado.

Aproximadamente del 60% al 70% de las enfermedades emergentes son zoonóticas, es decir, derivadas de patógenos transmitidos de animales vertebrados al ser humano. Estas enfermedades se multiplican debido a la deforestación, que incrementa los contactos con la fauna silvestre, reservorio de virus desconocidos.

Actualmente, se observa de cerca la gripe aviar, especialmente tras una primera muerte humana registrada el pasado lunes en Estados Unidos. Se trata de un paciente anciano con otras patologías que fue infectado por aves domésticas y silvestres.

Desde hace más de dos años, los países miembros de la OMS están negociando un acuerdo para prevenir pandemias, pero los avances son lentos. El recuerdo de los daños del COVID-19 se desvanece, los gobiernos cambian y persiste un bloqueo entre países ricos y pobres.

La era del COVID-19 también ha incrementado de manera duradera la desconfianza hacia las vacunas y la desinformación. El presidente reelegido de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que quiere nombrar como ministro de Salud a Robert F. Kennedy Jr., un conocido escéptico de las vacunas.

Con información de Informador.mx

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SuKarne intensifica campaña de imagen ante la crítica

En redes sociales la empresa engordadora SuKarne, ha intensificado su campaña de imagen luego de la crítica que han hecho principalmente productores pecuarios, por la importación de ganado procedente de Nicaragua, mientras la frontera norteamericana está cerrada a la exportación de becerros en pie de cinco estados del Norte de México, por la presencia de gusano barrenador en nuestro país.

Ahora, en el nuevo gráfico que subió a su red social de Facebook, la empresa con origen en Sinaloa, señala que sus importaciones desde Centroamérica y Estados Unidos representan solo el 1.5% al cierre del primer semestre 2025; para luego afirmar que, “nuestros ganaderos van primero”.

La empresa importó hace unos días, un primer lote de ganado de Nicaragua, compuesto por 4 mil 600 cabezas, para transportarlas vía barco hasta Mazatlán, Sinaloa, y llevarlas a sus instalaciones en Tlahualilo, Durango, lo que desató la ira de los productores de esa entidad, por el riesgo sanitario que representa el traerlos desde un país que tiene una gran cantidad de casos de gusano barrenador y poner en riesgo su estatus para exportar becerros a Estados Unidos. Una segunda importación, de un embarque de 5 mil 400 animales, ante las presiones de los ganaderos, tuvo que ser enviado a un sitio del que no se dieron detalles.

No obstante, las reacciones en esa red social, le señalan que ese pequeño porcentaje podría derivar en prolongar el cierre de la frontera norteamericana y aumentar el riesgo de infestación de gusano barrenador y por ende, el estatus sanitario de las entidades exportadoras y la economía de los productores; así como también, que con esa cantidad se pone en riesgo la exportación de un millón de animales en pie.

Además, hay productores que les piden no importar ese ganado, hasta que se controle la plaga y hasta quien propone un veto a los productos esta compañía, así como también, se dan señalamientos de que la empresa ha sido favorecida por las autoridades.

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