El pasado 19 de junio, desde COPARMEX Cuauhtémoc dimos un paso que considero histórico para el futuro laboral de nuestra región y del país: celebramos un foro abierto, plural y profundo para dialogar sobre la inminente reforma de reducción de la jornada laboral en México. No fue un evento más. Fue la construcción de un espacio que puso en la misma mesa a autoridades de gobierno, representantes del sector empresarial, sindicatos, academia y especialistas.
¿Por qué lo hicimos? Porque Cuauhtémoc no puede quedarse al margen de los temas que marcarán un antes y un después en la dinámica productiva y social del país. La reforma que plantea reducir de 48 a 40 horas la jornada laboral no solo es un asunto legal o político; es una transformación que impactará de lleno la productividad, los costos, la formalidad, el bienestar y la competitividad de nuestras empresas.
Desde el Centro Empresarial que me honra presidir, creemos que las reformas verdaderamente justas y sostenibles deben construirse desde el diálogo informado. Por eso, agradezco profundamente a quienes nos acompañaron: al Lic. Diódoro José Siller, Secretario del Trabajo y Previsión Social; a la Maestra Verónica Escalante, representante del Municipio; a la CTM con la participación de la contadora Patricia Lastra; a nuestros colegas de CANACINTRA, CANACO y del Consejo Coordinador Empresarial; a organismos como la Junta de Conciliación, el Colegio de Contadores, el Congreso del Estado, y por supuesto, a todos los líderes sindicales, empresariales y académicos que enriquecieron el intercambio.
Este foro confirmó algo esencial: la reforma no puede imponerse sin antes escuchar la voz de quienes la vivirán día a día. En Cuauhtémoc hay más de 13 mil unidades económicas, y más del 90% son micro y pequeñas empresas. Ignorar esa realidad sería condenar al fracaso cualquier intento de mejora laboral. Aquí dejamos claro que sí queremos condiciones dignas para los trabajadores, pero también reformas realistas, graduales, sectorizadas y acompañadas de incentivos fiscales y de seguridad social que permitan sostener el empleo y reducir la informalidad.
Durante la jornada se expresaron preocupaciones legítimas: ¿cómo garantizar productividad con menos horas? ¿qué implicaciones tendrá esto en el costo laboral? ¿podremos mantener los mismos niveles salariales? Pero también surgieron propuestas: automatización, esquemas de pago por productividad, capacitación constante, nuevas formas de organización del trabajo.
Me quedo con una frase que resonó fuerte: “No tengamos miedo a los sindicatos; los trabajadores son parte de nuestras empresas.” Esa visión de corresponsabilidad entre empleadores y colaboradores es la que necesitamos fortalecer.
Este foro no fue un punto final, fue un punto de partida. Desde COPARMEX Cuauhtémoc mantendremos este diálogo abierto y permanente. Nos comprometemos a dar seguimiento a las acciones acordadas, a impulsar mesas de trabajo sectoriales, y a representar con firmeza a las empresas locales ante el proceso legislativo nacional que vendrá.
Reformas como esta no se enfrentan con resistencia, sino con propuestas. Porque Cuauhtémoc no espera a que le impongan el futuro: lo construye. Y en ese camino, COPARMEX seguirá siendo una voz activa, seria y propositiva, al servicio de la región y del país.
Carlos Hermosillo