En un mundo donde todo parece girar rápido, donde la productividad se ha vuelto una medida de valor y el multitasking casi un ideal, quiero invitarte a hacer una pausa. A cuestionar una creencia que hemos normalizado: la idea de que “más es mejor”.
¿Qué pasaría si eliges hacer tu vida más simple?
Simplificar no significa renunciar a tus sueños ni conformarte con menos. Significa volver a lo básico, a lo esencial, a aquello que realmente nutre tu espíritu. Es soltar lo superficial para abrazar lo verdadero.
Es recordar que no necesitas llenar tu agenda, tu casa ni tu mente para sentirte valioso.
Muchas veces el ruido externo —las exigencias sociales, las expectativas ajenas, la necesidad de aprobación— nos hace creer que tenemos que hacer más, ser más, tener más. Pero la plenitud no se encuentra en la acumulación, sino en la claridad: ¿Qué es verdaderamente importante para ti?
Volver a lo esencial
Piensa en esos momentos en los que te has sentido realmente en paz. Tal vez no fueron viajes costosos, ni logros espectaculares. Probablemente eran instantes simples:
Una caminata bajo el sol.
Una conversación sincera con alguien que te escucha de verdad.
Un día sin prisa, sin reloj, sin presiones.
Lo común entre todos ellos es que eran auténticos. Presentes. Llenos de conexión.
Simplificar es volver a ese estado.
A veces eso implica dejar actividades que solo llenan tu calendario pero no tu alma.
Soltar preocupaciones que no puedes controlar.
Liberarte de las expectativas que otros han colocado sobre tus hombros.
Limpieza interior: el ejercicio del armario
Imagina que tu mente es como un armario. Cada pensamiento, compromiso y emoción ocupa un espacio. Ahora pregúntate:
¿Qué estás guardando ahí que ya no necesitas?
Tal vez viejas creencias. Culpa. Rencores. Compromisos que aceptaste por compromiso o miedo.
¿Qué pasaría si decides sacar lo que ya no te sirve?
Si haces espacio, ese vacío no queda estéril: se llena de lo que te hace bien.
De lo que te conecta contigo.
De lo que te recuerda quién eres en esencia.
Un ejercicio para esta semana
Te propongo algo simple pero poderoso. No requiere mucho tiempo, solo tu presencia:
Elimina el ruido
Dedica al menos 5 minutos al día para desconectarte. Apaga el celular, cierra los ojos, respira.
Pregúntate con honestidad: ¿Qué necesito soltar hoy?
Y escúchate.
Haz una lista de prioridades
Escribe tres cosas que son esenciales para ti.
Tal vez tu bienestar físico, tu tiempo en familia, o ese proyecto creativo que has postergado.
Luego mira tu semana: ¿Tus acciones reflejan esas prioridades?
Da un paso consciente
Si hay algo que te abruma, que no te nutre, atrévete a decir “no”.
Al hacerlo, te das permiso de decirle “sí” a lo que de verdad importa.
Menos ruido, más tú
Simplificar no es un destino, es una práctica. Un arte cotidiano.
No se trata de vivir con escasez, sino de vivir con dirección.
De reconocer que no necesitas hacerlo todo ni tenerlo todo para sentirte plena.
Ya eres suficiente. Ya eres completa.
Y cuando eliges simplificar, no estás renunciando.
Estás eligiendo con más conciencia.
Estás recuperando tu tiempo, tu energía y tu autenticidad.
¿Estás lista para crear una vida con más espacio, más paz y más verdad?
Con cariño
Érika Rosas