EFE.- El presidente Donald Trump prometió devolver el azúcar a la Coca-Cola estadounidense, que actualmente utiliza "jarabe de maíz de alta fructosa" como edulcorante que revolucionó a la propia compañía, sus competidores y a los productores de trigo, quienes se hicieron con el dominio en la industria de refrescos.
Esta semana, Trump anunció en Truth Social que "he estado hablando con la marca sobre el uso de azúcar de caña real en la Coca-Cola que hay en Estados Unidos y aceptaron hacerlo".
El líder republicano llegó incluso a mostrarse agradecido con los directivos de la empresa por esa decisión, pero la compañía de refrescos se guardó de confirmar sus palabras.
Se limitaron a decir en un breve comunicado que apreciaban su "entusiasmo" y que pronto compartirían más detalles sobre "nuevas ofertas innovadoras" dentro de su gama de productos.
El mandatario ha expresado su devoción por este refresco en otras ocasiones, y es conocido que cuenta con un botón especial en su mesa del Despacho Oval para que se le suministre la bebida, aunque en su caso —por su estado de salud— de dieta.
Las declaraciones de Trump se muestran en línea con el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien trata de presionar a las empresas alimentarias para que eliminen los colorantes artificiales y otros aditivos en sus productos en su programa de "Make America Healthy Again" ("Que Estados Unidos vuelva a ser saludable").
En mayo, un informe de una comisión bajo el departamento de salubridad indicó que el jarabe de maíz, obtenido de su almidón y empleado para endulzar todo tipo de refrescos, bollería industrial y "snacks", era un factor asociado a la obesidad y enfermedades relacionadas.
Sin embargo, la diferencia nutricional entre ambos es mínima porque los dos elementos están compuestos esencialmente de fructosa y glucosa, según la Sociedad Estadounidense de Química.
La industria detrás del jarabe de maíz
En Estados Unidos, la Coca-Cola cambió de fórmula en los años 80 y estableció el jarabe como una alternativa más barata al azúcar porque se puede encontrar en este país sin necesidad de importarla, como sucede con el otro.
Los productores de maíz formaron un poderoso "lobby" en esta industria, que se podría ver gravemente afectada por esta decisión propuesta por el republicano.
Nada más de conocerse el anuncio de Trump, el director ejecutivo de la Asociación de profesionales del refinado de maíz, John Bode, aseguró que el cambio al azúcar "no tiene sentido".
"Sustituir el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña costaría miles de puestos de trabajo de fabricación de alimentos estadounidenses, deprimiría los ingresos agrícolas e impulsaría las importaciones del otro endulzante al extranjero, todo ello sin ningún beneficio nutricional", reflexionó Bode.
Ante el posible cambio anunciado por el presidente, el director ejecutivo del eterno competidor: Pepsi, Ramon Laguarta, aseguró en una entrevista con CNBC que él ve una "oportunidad" para la caña de azúcar en sus productos.
Laguarta señaló que el azúcar es "más caro en el país que en muchas partes del mundo", por lo que indicó la necesidad de tener una conversación con el gobierno estadounidense para que esta sea más asequible mediante una estrategia agrícola que reduzca el coste de la misma y que facilite "la transición para nosotros y para toda la industria".
Aunque apuntó que el 60% de sus bebidas en el país no contienen jarabe de maíz, la Pepsi con sabor original sí lo emplea.
Con información de Latinus