Los Ángeles, 10/06/25 (Más).- En medio de las crecientes protestas contra las redadas migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump, la bandera de México se ha convertido en uno de los símbolos más visibles en las calles de Los Ángeles, desatando tanto gestos de solidaridad como controversias políticas.
El pasado fin de semana, una imagen tomada en Paramount —localidad al sur del centro angelino— mostró a un hombre ondeando la bandera tricolor desde lo alto de un auto parcialmente incendiado, en medio de una calle llena de escombros y grafitis. La fotografía, ampliamente difundida en redes sociales y medios internacionales, se convirtió en un emblema de las movilizaciones en contra de las políticas migratorias estadounidenses.
Desde entonces, la presencia del lábaro patrio mexicano ha sido constante en marchas y concentraciones pacíficas, pero también en episodios de confrontación con fuerzas federales, que ya han dejado decenas de detenidos y la movilización de al menos 2.000 elementos de la Guardia Nacional, por orden directa del presidente Trump.
Esta visibilidad ha provocado reacciones de rechazo por parte de autoridades y sectores conservadores en Estados Unidos. El vicepresidente J.D. Vance y el asesor presidencial Stephen Miller utilizaron el término “insurrectos con banderas extranjeras” para referirse a los manifestantes que ondeaban la enseña mexicana, sugiriendo incluso que podría tratarse de una amenaza a la soberanía nacional.
En respuesta, el embajador de EE.UU. en México, Ronald Johnson, publicó en la red social X que “nuestras banderas representan identidad nacional, orgullo y valores compartidos, no división ni ilegalidad”.
Sin embargo, entre los manifestantes, la percepción es distinta. “Cuando veo una bandera de México en una protesta, me siento menos solo”, expresó Carlos Ramírez, un estudiante universitario con ascendencia mexicana. “Es una declaración de unidad y visibilidad”, añadió Patrick Díaz, creador de contenido en TikTok.
Algunos líderes comunitarios, como Beatriz Antún, han pedido no utilizar banderas extranjeras durante las protestas para evitar alimentar el discurso antiinmigrante. No obstante, otros defienden su uso como un gesto legítimo de identidad cultural, especialmente en un estado como California, que históricamente fue territorio mexicano y donde hoy habitan más de 10 millones de personas nacidas en el extranjero.
“El uso de la bandera mexicana no se trata de un enfrentamiento México vs EE.UU., sino de visibilidad, familia, identidad y cultura”, explicó el profesor Alexandro Gradilla, de la California State University, Fullerton.
Durante las manifestaciones también se han escuchado mensajes de figuras políticas. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, agradeció públicamente a la ciudad de Los Ángeles por su hospitalidad hacia la comunidad mexicana y condenó las redadas masivas, además de reiterar su llamado a una reforma migratoria integral.
Sheinbaum señaló que la mayoría de los mexicanos en Estados Unidos son trabajadores honestos, con estatus migratorio legal o residentes de larga data, y que su contribución ha sido vital para la economía estadounidense.
Aunque las imágenes de vehículos quemados y banderas mexicanas han generado fuertes reacciones, la mayoría de quienes marchan son ciudadanos estadounidenses de origen latino, como lo indicó Elizabeth Torres, manifestante de 36 años: “Soy estadounidense, pero también debo apoyar a nuestros hermanos y hermanas mexicanos”.
En paralelo, el gobierno estatal de California, encabezado por el demócrata Gavin Newsom, ha condenado la intervención federal y anunció una demanda legal contra el despliegue de la Guardia Nacional, al que calificó de “maniobra que escalará la tensión”.
Mientras tanto, el Pentágono ha confirmado la activación de 700 marines en el área de Los Ángeles para reforzar la presencia federal. A pesar de ello, las protestas continúan y no hay señales de que las banderas mexicanas vayan a desaparecer de las calles.
“Durante mucho tiempo, esta bandera ha sido un símbolo de pertenencia para una comunidad marginada económica y socialmente. Hoy sigue siendo eso: un símbolo de inclusión, de historia compartida y de resistencia pacífica”, concluyó el profesor Gradilla.
Con información de Massinformación.