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México está entre las primeras posiciones en desigualdades a nivel mundial: IMD

México destaca por su desigualdad en educación y atención médica (tercera posición), su desigualdad social (cuarto sitio), su desigualdad de oportunidades (noveno puesto) y su polarización política (décimo lugar), de acuerdo con una clasificación elaborada por el Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD, por su sigla en inglés), con sede en Suiza.

Los resultados de estas evaluaciones se incluyeron en su Clasificación Mundial de Competitividad 2025, en la que analiza a 69 economías a nivel global.

En contraste, México es una de las economías con menores divisiones sociales. Rumania (18.3%), Corea del Sur (19.2%), Hungría (20.6%) y México (22.9%) muestran porcentajes bajos en este indicador. Esto sugiere que, a pesar de los desafíos actuales, las divisiones culturales o étnicas no son vistas por las élites como la principal fuente de fragmentación social.

Según el IMD, las economías en las que hay mayor preocupación por la desigualdad educativa y atención médica son Chile (62.5%), Perú (60.2%), México (57.3%), Venezuela (55.9%), Namibia (54,5%), Filipinas (49.5%), Turquía (48%), Brasil (44.7%), Mongolia (43.5%), Colombia (42.7 por ciento).

Así, los porcentajes más altos se concentran en América Latina, lo que demuestra cómo las brechas de infraestructura están provocando una ampliación de las desigualdades en la región.

Aunque la educación y la atención médica se citan como impulsores de la polarización con menos frecuencia en general, países como Chile, Perú y México muestran fuertes preocupaciones sobre la prestación desigual de dichos servicios. Estos últimos son bienes públicos esenciales para la integración social. 

Venezuela (55.9%), Namibia (54.5%) y Filipinas (49.5%) reflejan frustraciones similares. Turquía (48%), Brasil (44.7%), Mongolia (43.5%) y Colombia (42.7%) sugieren que la prestación de servicios públicos sigue siendo una preocupación importante en muchas economías de ingresos medios.

Por el contrario, Islandia (1.8%), Suecia (2.2%) y Hungría (4.1%) registraron los porcentajes más bajos. Tal desempeño probablemente subraya sistemas de servicios públicos fuertes e inclusivos.

Taiwán (5.2%), España (5.4%) y Canadá (10%) presentan aún más esta tendencia. En estos países, es probable que los sistemas de alta calidad y acceso universal reduzcan las quejas basadas en los servicios.

La prestación eficaz de servicios relacionados con la educación y la atención de la salud ofrece protección contra la polarización social impulsada por el acceso desigual a dichos servicios.

A su vez, las economías con más desigualdades sociales son Filipinas (74.3%), Australia (73.9%), Chile (70.8%), México (70.8%), Namibia (69.7%), Perú (69.3%), Sudáfrica (67.8%), Nueva Zelanda (67.5%), China (66.7%) y Tailandia (65.1 por ciento).

De acuerdo con el IMD, la combinación de países en desarrollo y desarrollados con altos porcentajes refleja que las desigualdades sociales son una preocupación mundial.

Los ejecutivos de Filipinas (74.3%), Australia (73.9%) y Chile y México (70.8%) destacan la desigualdad social como uno de los principales impulsores de la polarización.

Esto refleja disparidades críticas en la distribución de la riqueza y otros recursos, así como en la equidad de las recompensas (por ejemplo, los salarios) entre diferentes grupos sociales e individuos.

Los altos porcentajes en Australia y Nueva Zelanda (67.5%) muestran que la desigualdad no sólo preocupa en los mercados emergentes, sino también en las economías avanzadas.

Namibia (69.7%), Perú (69.3%), Sudáfrica (67.8%) y China (66.7%) también presentan porcentajes altos.

“Estos últimos resultados revelan cómo los legados del colonialismo, la pobreza estructural y el desarrollo desigual siguen definiendo los patrones socioeconómicos”, interpretó el IMD.

Además, el desempeño de Tailandia (65.1%) respalda la idea de que un desarrollo rápido puede coincidir con desigualdades persistentes. Los países con menor probabilidad de citar las desigualdades sociales como una fuente importante de polarización incluyen a Taiwán (21.5%), Islandia (23.6%) y Omán (29.0 por ciento).

Estas economías pueden disfrutar de niveles de vida y redes de seguridad social relativamente altos o, en el caso de Omán, un modelo de distribución de recursos más centralizado.

De manera similar, Jordania (32.0%) y Canadá (34.0%) muestran porcentajes bajos en este sentido.

El desempeño de Canadá quizás refleja los altos niveles de confianza de los ejecutivos de empresas en sus servicios sociales universales. Otros países con bajos porcentajes de citar las desigualdades sociales como causa de polarización incluyen Arabia Saudita, Qatar, Eslovenia y España, lo que puede subrayar una mezcla de dinámicas del estado de bienestar y prosperidad económica.

Por otro lado, sobre la falta percibida de oportunidades económicas, el IMD no hace una referencia específica sobre México.

Sudáfrica (74,6%) encabeza esta lista, junto con China (68.1%), Indonesia (66.1%) y Turquía (66 por ciento).

Estas respuestas subrayan el patrón de que cuando las economías no generan crecimiento inclusivo, aumentan la frustración y la alienación. Filipinas (64.4%) y Puerto Rico (63%) también refuerzan dicha tendencia.

Corea (62.8%), Omán (61.3%), Namibia (60.6%) y Venezuela (60.3%) ilustran aún más las preocupaciones sobre la movilidad ascendente y la creación de empleo en diversos entornos económicos.

Entre los puntajes más bajos en oportunidades económicas están Dinamarca (11.1%) e Islandia (14.5%), ambos países nórdicos con mercados laborales fuertes y una distribución equitativa del ingreso.

Jordania (16%), los Países Bajos (19,2%) y Polonia (19,7%) también sugieren confianza en el acceso al empleo y la estabilidad económica.

La presencia de Canadá (20%), República Eslovaca (20%), España (21.5%), Suiza (22.1%) y Suecia (22.2%) entre los países con puntuaciones más bajas resalta el papel de las instituciones y las políticas laborales fuertes en la reducción de la polarización debido a las brechas en el acceso a las oportunidades.

En cuanto a la polarización política, estos países tienen los porcentajes más altos: Brasil (93.9%), España (92.5%), Taiwán (89.6%), República Eslovaca (88.6%), Eslovenia (87.1%), Argentina (86.8%), Venezuela (85.3%), Filipinas (85.1%), Hungría (84.5%) y México (84.4 por ciento).

¿El aspecto destacado en esta vertiente? Los países latinoamericanos dominan, con los porcentajes más altos en este aspecto de la polarización, lo que sugiere una grave fragmentación política en la región.

La polarización política se refiere al proceso por el cual la opinión pública se divide y llega a extremos ideológicos.

En una sociedad políticamente polarizada, los individuos o grupos se alinean cada vez más con posiciones ideológicamente consistentes, típicamente liberales o conservadoras.

Sin embargo, las divisiones también pueden ocurrir entre los partidos políticos tradicionales y los movimientos populistas radicales, tanto de izquierda como de derecha.

El IMD considera que dichas sociedades muestran similitudes decrecientes entre las posiciones políticas o moderación entre esas posiciones. Esta división a menudo está marcada por una mayor animosidad entre grupos partidistas, una menor disposición al compromiso y una disminución de los valores compartidos.

La polarización política se reporta con mayor fuerza en Brasil (93.9%), España (92.5%) y Taiwán (89.6 por ciento).

Tales resultados ilustran hasta qué punto las fricciones ideológicas se han intensificado a nivel mundial. En tales contextos, una alta polarización puede reflejar una creciente hostilidad entre grupos partidistas, una disminución de la confianza en las instituciones democráticas o desafíos relacionados con la inestabilidad política.

El contexto político de Brasil, por ejemplo, ha visto una creciente confrontación entre movimientos populistas y progresistas, mientras que España continúa lidiando con presiones secesionistas y sentimientos reaccionarios antiinmigratorios.

Argentina (86.8%), Venezuela (85.3%) y Filipinas (85.1%) también muestran una profunda fragmentación política. El desempeño de Argentina y Venezuela es consistente con tendencias más amplias de movilización populista y debilitamiento de la credibilidad institucional acompañado de un profundo arraigo ideológico en partes de América Latina.

Por el contrario, Omán (12.9%), China (14.5%) y Japón (17.7%) reportan la menor preocupación por la fragmentación política como causa de polarización social.

Estos hallazgos probablemente reflejan sistemas políticos con un fuerte control centralizado, pluralismo limitado o disenso público limitado.

En tales sistemas, la polarización puede ser moderada por el diseño institucional o percibida como una amenaza pública menor, particularmente por las élites.

Arabia Saudita (18.0%) y Qatar (18.4%) siguen una tendencia similar. Sin embargo, la lista de países con escasa preocupación por la fragmentación política también incluye democracias consolidadas como Luxemburgo (20.3%) y Dinamarca (29.6 por ciento).

En este último país, el consenso en torno a las normas democráticas y la gobernanza puede contribuir a la baja percepción de divisiones políticas.

Con información de El Economista

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Una elección nada recomendable

A una semana de la elección judicial y cuando aun no se conocen la mayoría de los resultados para los diferentes cargos, lo que llevará todavía unos días más, y a pesar de que la presidenta Claudia Sheinbaum, la consideró como "maravillosa", por lo pronto la Organización Estados Americanos (OEA) , consideró que este modelo no puede ser llevado a otro países.

Las razones según lo explica el analista Juan Ortiz, en sus redes sociales, fue debido a la baja participación de solamente un 13% del electorado, lo que evidencia el desinterés y por ende, la alta abstención. También, al considerarse como un riesgo para la independencia judicial.

Además, el que fue una reforma apresurada en su implementación, sin debate plural, ni gradualidad y un limittado análisis técnico. También, el que los requisitos fueron insuficientes, pues los criterios utilizados para las candidaturas, no garantizan idoneidad ni evitan politización.

Uno de los señalamientos, fue la complejidad de las boletas, que derivaron en confusión entre los electores y demoras a la hora de votar.

Otro punto, es que la difusión fue insuficiente, lo que no permitió conocer información sobre cargos y candidatos. También salió a relucir, las limitaciones al presupuesto al INE, que se tradujo en la reducción del número de casillas y que afectó la organización.

Y desde luego, los “acordeones” que dieron el sello distintivo a esta elección pues hubo denuncias sobre los listados que circularon, especialmente desde la 4T, que según se ha dicho, son considerados como propaganda ilegal y coacción al voto. Así la evaluación a una semana de esas elecciones. ¿Qué otros “detalles” saldrán en los próximos días?, ya se verá, comentan.

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