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El feminismo no salvó a la mujer: La superioridad del poder femenino sobre el empoderamiento feminista

Eduardo Verástegui desmonta las bases ideológicas del feminismo moderno con una defensa apasionada de la mujer, la maternidad y la familia. A través de una crítica directa a figuras como Simone de Beauvoir, Engels y Margaret Sanger, Verástegui revela cómo la ideología feminista ha sembrado el odio hacia la naturaleza femenina en nombre de una falsa libertad. Con valentía y claridad, propone un modelo de poder femenino centrado en Dios, la virtud y el amor.

Familia querida, esta semana ha estado muy activa en redes sociales con un tema que ha dividido opiniones. No solo hemos sido testigos de una polémica en torno a las palabras que expresó Javier Hernández (El Chicharito) en sus redes sociales, también vimos toda la ola de tuits, posts, memes, chistes y polémicas que detonaron por la campaña de la empresa American Eagle, protagonizada por Sydney Sweeney. Ambas polémicas revivieron el debate en torno a la feminidad, el feminismo, las feministas, el empoderamiento y los roles de género. Estos debates llevan décadas gestándose en las entrañas de los movimientos feministas, progres e incluso provida y de ramas conservadoras, también entre grupos católicos. Y me parece genial que el debate se reviva y nos permita expresar nuestras ideas y argumentos con claridad. Sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad de infiltrar una idea un tanto disruptiva en el medio del caos de las redes sociales.

Por años he escuchado a feministas hablar de la opresión del sistema patriarcal que, en lo personal, creo que solo existe en sus cabezas y en los libros de las pensadoras que desarrollaron su errada forma de pensamiento. A veces me pregunto si de verdad todas esas chicas que se exponen en redes buscando la aprobación que dicen no querer, alguna vez han leído, aunque sea los prólogos de las obras de las feministas más conocidas. Por ejemplo, Simone de Beauvoir en su libro, El Segundo Sexo, ya daba claras apreciaciones sobre lo que para ella era la historia de la mujer. “La individualidad de la hembra (…) es combatida por el interés de la especie; (…) desde su nacimiento, la especie ha tomado posesión de ella (…)”. Cuando leí estas palabras no pude evitar preguntarme cuánto debió odiar esta mujer a su propio sexo como para escribir y crear lo que hoy conocemos como feminismo. Continuemos: “La lactancia es también una servidumbre agotadora; (…) la postura misma del coito que sitúa a la mujer debajo del hombre representa una nueva humillación”. Estas ideas han mermado la cultura de nuestras naciones y convencido a millones de mujeres de tomar un camino que las obliga a luchar contra su propia naturaleza.

Si la mujer está, como indica Simone, subordinada a la especie y esclavizada a su naturaleza, entonces, la mujer tiene que luchar y oponerse a su propia naturaleza para ser libre. Esa libertad mal entendida, ese odio y camino errado, es el que quiero exponer hoy, aquí y ahora. No es coincidencia que estas corrientes sean apoyadas por personas que también simpatizan con la izquierda en términos económicos. No es casualidad que la narrativa de la lucha de clases venga acompañada de empoderamiento feminista. Veamos: “La emancipación de la mujer no es posible sino cuando esta puede tomar parte en vasta escala en la producción social, y el trabajo doméstico no lo ocupe sino un tiempo insignificante”. Esto no lo dijo una mujer feminista, lo señala Friedrich Engels en su obra, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. En esta obra, Engels comparte que, para él, el proletario y la mujer son dos oprimidos. Esa eterna historia de la lucha de clases ya se planteaba también como una lucha de sexos. Tanto de Beauvoir como Engels sostenían que la propiedad privada, de alguna a manera, se deducía la opresión de la mujer. Aunque Simone va mucho más allá, no descarta esta idea. De tal forma que para que la mujer alcanzara una liberación, por un lado, tenía que luchar contra su propia naturaleza y por el otro contra el sistema entonces denominado como capitalismo. De hecho, de Beauvoir critica a Engels por tratar de reducir la opresión de hombres contra mujeres a un mero problema de clases, pero diametralmente opuestos, no están.

La importancia de la familia

¿Por qué defendemos a la familia? Especialmente en este contexto, es preocupante y deberíamos ocuparnos en saber por qué desde estos frentes se ataca tanto a la familia como célula básica de la sociedad. Engels llegó a decir que la comunidad socialista llegaría a abolir a la familia. Pero hasta en eso se nota que los wokistas y globalistas no han leído nada. Pues mientras Engels y afines explicaron la “opresión” hacia la mujer entendiendo a ambos sexos como entidades económicas, de Beauvoir lo hizo desde la naturaleza misma, la biología, la sicología y la historia. Son dos formas de explicar el mismo fenómeno, pero diferentes, con sus similitudes, pero con sus grandes discrepancias, por lo que una feminista de corte socialista no entendió ni el feminismo, ni el socialismo. Se dice con cierta frecuencia que el feminismo odia al hombre, pero yo creo que odia mucho más a la mujer. “Su desgracia (de la mujer) consiste en haber sido biológicamente destinada a repetir la Vida”, y es aquí donde la filósofa francesa nos da un motivo más para defender la vida y una razón más para entender por qué los movimientos globalistas promueven tanto el aborto como una forma de liberación de la mujer. El principal freno que estas ideas tienen a la hora de querer acelerar y arrasar con todo se llama familia.

Van contra la naturaleza de la mujer, contra la vida que es capaz de gestar en su vientre, y también contra el matrimonio, ¿pero por qué dices eso, Eduardo? No lo digo yo, lo dicen ellas: “El matrimonio, sea cual fuere su forma -monogamia, poligamia, poliandria- no es más que un accidente profano que no crea ningún vínculo místico”. Sí, una vez más, lo dijo Simone de Beauvoir, no yo. Esas feministas que presumen amar tanto al sexo femenino que quieren la igualdad para todos, son las mismas que consideraban a las mujeres burguesas como parásitas que preferían seguir atadas a la opresión de sus maridos burgueses antes que salir a trabajar. Las despreciaban tanto que consideraban que esas mujeres tenían pavor de tener que trabajar. “Todo socialismo, al arrancar a la mujer de la familia, favorece su liberación”: listo, ahí tienen la verdad. Ahí tienen la razón por la que estas corrientes atacan tanto a la familia tradicional. Necesitan debilitarla tanto que ya no represente un freno para sus ideas perversas.

Es por eso que izquierdas económicas coinciden con izquierdas culturales, porque, aunque la explicación sea diferente, coinciden en ciertos fines. Ambas requieren debilitar a la familia, unos porque esta representa un núcleo de acumulación de capital, ahorro, posible inversión y, con ello, la prosperidad de un sistema basado en el libre mercado y otros porque la familia no es más que el principal y más poderoso freno y escudo que protege a sus integrantes, sobre todo las mujeres, de ser absorbidas por ese parásito llamado feminismo. Bien señala Sara Huff, conocida activista provida, católica y pro familia que hasta hace algunos años era líder de un grupo feminista en Brasil: “Una mujer que abraza su naturaleza, esposa, madre e hija de Dios, es una amenaza para este sistema. Porque no puede ser controlada por ideologías. Vive para algo más alto. Por eso la odian”.

Y justo pasa así. Odian tanto a la mujer que pretenden arrebatarle su identidad y su naturaleza. Quizá más de uno se pregunte por qué solo he citado a Simone de Beauvoir y no a otras autoras feministas, bueno, no hay problema; aquí les dejo algunas ideas de otras feministas como Shulamith Firestone, quien consideraba el matrimonio una institución decadente: “Con el aumento y exageración de la dependencia infantil, también la servidumbre femenina respecto a la maternidad alcanzó sus cotas máximas”. Otra vez en contra de la maternidad y el don de Dios de gestar vida en sus vientres. Vayamos con una más, Margaret Sanger, quien sembró la eugenesia en las mentes de miles de personas y la precursora de la hoy International Planned Parenthood (IPPF). A esta señora se le vende como una líder feminista que luchó porque las mujeres pudieran elegir cuándo tener un hijo y cuándo no, pero lo único que hizo fue hacer planificación y control de natalidad, focalizar sus proyectos en comunidades que ella consideraba inferiores e indignas como para seguirse reproduciendo. No son ideas aisladas que encontramos en cuentas falsas de X, son ideas que se pensaron, se formularon, se planearon y se sembraron en los albores de nuestra cultural, y hay que combatirlas.

Poder femenino

Si Dios me concede la gracia de casarme y formar una familia, me encantaría hacerlo con una mujer verdaderamente femenina, una mujer de fe, que tenga a Dios en el centro de su vida, que ame más a Dios que a mí y que desee entregarse con amor a su hogar. Así lo expresé a través de mi cuenta de X y claro que no faltaron los haters, pero en esta parte no quiero enfocarme en eso, sino en el mensaje que tengo para todos ustedes.

Somos complementos, no enemigos. Juntos somos más fuertes. Hombres y mujeres, juntos y jalando parejo es como vamos a salir adelante. La mujer es poderosa sin el feminismo, en cambio, el feminismo solo es poderoso con la mujer. La feminista debe su empoderamiento a la ideología, la mujer poderosa a ella misma, a su familia y sobre todo a Dios.

¿Está mal que una esposa que ama a su esposo le planche su ropa, le haga de comer y tenga impecable la casa, porque ella así lo desea, por amor a su esposo y a sus hijos? Claro que no. Yo quiero que las mujeres sean libres, libres de una ideología que les ha hecho creer que no pueden sin ella, que le deben la misma vida, su educación, su voz y hasta el aire que respiran. El Chicharito abrió el debate, pero este va más allá de un consejo de superación personal. La campaña de Sydney para American Eagle también abrió el debate, pero desvió a muchos de la senda de la virtud con tal de sumarse a la tendencia imperante del día que generaba likes y memes. Por eso fomentemos la virtud, con los pies en la tierra y la mirada al cielo, defendamos la vida, la familia, la fe y la libertad de ser libres. México se gesta en los vientres de sus madres, se lleva en los hombros de sus padres y se eleva bajo la luz de Dios. ¡Viva México! ¡Vivan las mujeres! Dios los bendiga.

ç“Porque el marido es cabeza de su mujer,
así como Cristo es cabeza de la Iglesia,
la cual es su cuerpo; 
y él es su Salvador”.

Efesios 5,25

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Con información de votocatolico.org

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Expresa Duarte su pesar tras fallecimiento de Pablo González Gutiérrez

El exgobernador del estado, César Duarte Jáquez, a través de redes sociales, expresó su pesar por el fallecimiento de Pablo González Gutiérrez, quien se desempeñara en su momento como presidente municipal de Guachochi en el trienio 1986-1989, así como diputado en el Congreso del Estado durante su mandato entre el 2010 y 2013.

El mensaje, a la letra, dice (sic):

Quiero participarles con profunda pena el fallecimiento de mi entrañable amigo, Pablo González Gutiérrez. Hombre cabal, leal y fiel. Fue presidente municipal de Guachochi 1986-1989 y Diputado en el Congreso del Estado 2010-2013 durante mi Gobierno.

Esta fotografía es en mi primer campaña a Diputado Federal suplente en el 97. Pablito, de camisa blanca, lleva las manos levantadas con el entusiasmo y liderazgo que siempre lo caracterizó.

A su familia nuestro más sentido pésame y nuestras oraciones por su eterno descanso.

QEPD.

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