EFE.- Agricultores de San Francisco Telixtlahuaca, Oaxaca, en el sur de México, buscan con el cultivo de la pitaya nuevas y más rentables alternativas de producción para arraigar a la población de la región central del estado, acostumbrados a emigrar a los estados del norte de México o a Estados Unidos.
“Este proyecto empezó hace 13 años como una alternativa, porque sembramos los jitomates, y a veces se satura mucho el mercado y baja algunos precios, entonces buscamos una alternativa y nos enfocamos, después de analizar un tiempo, nos enfocamos a sembrar pitaya, porque tenemos el clima”, explica a EFE el agricultor Felipe Trujillo.
La pitaya es una fruta que se ha adaptado al clima de la región central de Oaxaca, que tiene forma de corazón, de colores rosa, púrpura, rojo, naranja, que se ha dado a conocer como exótica y curativa a través de los productores que organizan encuentros para difundir las bondades que ofrece.
Trujillo, quien tiene un terreno de mil metros cuadrados donde cultiva unas 11 mil 500 plantas de América, relata que esta planta se ha vuelto muy popular en la región por sus propiedades.
“Me ha ayudado muchísimo en lo personal en mi salud, he comido mucha pitaya, yo estaba más gordito, tenía colesterol y triglicéridos y ya estaba a punto de tener azúcar (diabetes) y me enfoqué a sembrar para consumir pitaya y me ha dado muy buenos resultados”, dijo Trujillo, quien asegura que en los últimos años ha bajado más de 20 kilos.
Esta fruta, añadió, es rentable ya que cuando el kilo puede venderse desde 40 hasta 80 pesos (2.12 y 4.24 dólares).
“Uno de los principales objetivos es el arraigo de la gente en el municipio, que no se vayan, que no migren, que se queden aquí a trabajar (que sepan) que es mejor con un cultivo como este que es de alta rentabilidad”, indicó José Luis Ramírez, director de medio ambiente y desarrollo rural del municipio de Telixtlahuaca.
Pero además de obtener beneficios con la siembra y comercialización de la fruta, los productores buscan preservar y rescatar la variedad genética de semillas originarias de la América Central a través de un banco de germoplasma ubicado dentro de la misma zona de cultivo.
“Es un resguardo del material genético encontrado en los bosques para conservar el material genético, para evitar el tema de pérdida de ese material, por las sequías, que si hay que se ha variado mucho en estos años, algunos reportan bajas producciones este año con la sequía del año anterior”, explicó Maximino Fidel Cruz, quien es agrónomo y especialista en fruticultura.
Los campesinos apuestan también a que las nuevas generaciones se interesen en trabajar el campo y no tener sólo como único plan emigrar al alcanzar la mayoría de edad, explica la señora Yolanda Flores.
“Todos los jóvenes ahorita ya no quieren trabajar en el campo, prefieren irse, salir fuera de su tierra pues ya al campo no le ven interés, entonces ahorita es necesario que vuelvan y que empiecen a cultivar sus tierras”, concluye.
Con información de Latinus