La explosión de una pipa con gas LP en Iztapalapa, ocurrida en el Puente de La Concordia, revivió una de las tragedias más dolorosas de la historia moderna de México: La explosión en San Juan Ixhuatepec, conocido como San Juanico, Estado de México.
Durante la madrugada de aquel lunes 19 de noviembre de 1984, una ‘nube’ de gas licuado de petróleo (LP) se esparció por el ambiente, hasta que alcanzó la flama de una antorcha. Cientos de familias seguían en sus casas, algunas dormían, cuando a las 5:40 horas el cielo se iluminó con el primer estallido que estremeció la zona.
San Juanico, Tlalnepantla, Estado de México fue la sede de un centro de almacenamiento con capacidad de 16 mil metros cúbicos de gas LP de Pemex (Petróleos Mexicanos). El complejo incluía seis tanques de aproximadamente 30 toneladas y 48 cilindros de distintas capacidades.
Antes de aquella madrugada en que el cielo se iluminó con las llamas, San Juanico era una señal de la expansión de la mancha urbana. En 1961 había casas de madera y “materiales baratos”, según escribió el cronista Carlos Monsiváis. Ese mismo año, Pemex inició la construcción de la planta almacenadora y distribuidora de gas LP.
San Juanico también mostraba la necesidad de vivir cerca del Distrito Federal, según un reportaje de Proceso. Para 1984, la colonia tenía una población fija de 45 mil habitantes. A esa cantidad se le agregaban unas 25 mil personas más, de acuerdo con un censo citado por Monsiváis.
Mientras los vecinos luchaban por servicios básicos como agua, luz, drenaje, pavimentación, escuelas, transporte y atención médica, gaseras como Unigas, Velagas, Gas y Servicio, Bello-Gas, Gas Metropolitano y Gasomático, que abastecían casi la mitad del gas del entonces Distrito Federal, se instalaron en la zona.
Los registros indican que los tanques de Pemex contenían 11 mil metros cúbicos de una mezcla de propano y butano antes de la explosión en San Juanico.
Según la cronología de Monsiváis, fueron siete explosiones. La primera ocurrió a las 5:40 horas. La versión oficial, mucho tiempo después contada, atribuyó el siniestro a la ruptura de una tubería de 20 centímetros que liberó gas LP, el cual se extendió por la zona hasta que una chispa provocó una reacción en cadena. Las llamas alcanzaron dos kilómetros de altura.
San Juanico fue una de las tragedias más significativas por la explosión de un centro de almacenamiento de gas de Pemex. (Crédito: Cenapred | Gobierno de México)
El paisaje cambió en segundos. San Juanico se convirtió en escombros, con cuerpos calcinados dentro y fuera de las casas, humo, polvo y un calor insoportable. A las 5:48 horas ocurrió la segunda explosión, que sorprendió a vecinos que intentaban huir “en pijama, calzoncillos o desnudos y envueltos en llamas”.
La tercera explosión fue a las 6:20 horas y cuatro minutos después ocurrió otra, cuando un tanque “salchicha” cayó sobre tres viviendas.
Para ese momento, bomberos del Distrito Federal, al mando del coronel Benito Pérez González, ya estaban en el lugar. A las 6:30 horas llegaron ambulancias del DF y del Estado de México, aunque todavía se registraron explosiones menores.
“Yo creo que todos murieron”, pensó Hermelinda Gómez Cruz, una secretaria de 19 años, que despertó por el estruendo de la primera explosión. Tras despertar de golpe, la mujer no encontró a ninguno de sus nueve familiares, incluidos sus padres, según relató al reportero Rubén Martí.
La mujer gritó en busca de ellos, pero solo escuchó “el ruido de un avión”, que se generaba quizá por la presión del gas que seguía escapando.
Mientras trataba de escapar de la zona, Hermelinda contó que incluso se tropezó con un cuerpo en la banqueta. “Sentí que olía a carne quemada, me sacudí de miedo y me volví loca”, recordó.
Pese al fuego y a otras explosiones, la mujer caminó hasta que comerciantes la encontraron y auxiliaron.
“Lo primero que vi fue a unos socorristas de la Cruz Roja que sacaban bolsas y petacas llenas de miembros humanos. Todo olía a gas y a carne quemada. Vivos no había, solo muertos. No puedo decir cuántos vi. Si cien o mil. Tal vez exageraría o me quedaría corto”, narró Juan Martín Chávez, socorrista del Cuerpo de Socorro Voluntario, a Eduardo Barceló.
Las cifras oficiales señalaron más de 500 personas fallecidas, 7 mil lesionadas, 60 mil evacuadas, 149 viviendas destruidas, 16 con daños mayores y mil 358 con daños menores. La planta de Pemex quedó prácticamente destruida y en su lugar se construyó un parque y un memorial para las víctimas.
Donde era el centro de almacenamiento de gas LP en San Juanico se construyó un parque comunitario. (Cuartoscuro) (Iván Méndez)
El día de la tragedia, las autoridades responsabilizaron a la empresa Unigas de la explosión. No obstante, surgieron otras versiones sobre la explosión en San Juanico que buscaban encubrir la responsabilidad de Pemex.
Directivos de la petrolera aseguraron que el bombeo en los ductos funcionaba con normalidad incluso después de la primera explosión, lo que supuestamente descartaba problemas en las tuberías que iban de las refinerías al centro de almacenamiento.
Mario Ramón Beteta, entonces director de Pemex, declaró: “Es imposible conocer las causas de la explosión”. Ante la Cámara de Diputados reiteró: “El accidente no se inició en la planta de Pemex”.
Fue más de un mes después, el 27 de diciembre de 1984, cuando Pemex aceptó el informe de la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República, que concluyó que la fuga de gas se originó en los tanques horizontales de sus instalaciones, recordó Carlos Monsiváis.
La explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa dejó un saldo de 9 personas muertas y un centenar de lesionados, de acuerdo con el reporte de las autoridades de la Ciudad de México, con corte hasta la mañana del 12 de septiembre.
De acuerdo con las primeras investigaciones de la Fiscalía General de Justicia de CDMX, la pipa de gas LP se volcó, lo que provocó una fuga y la posterior explosión.
La onda expansiva dañó decenas de automóviles que circulaban por la zona, en una de las mayores tragedias en la Ciudad de México más recientes.
Hasta este sábado 13 de septiembre no se ha establecido la causa que provocó la explosión de la pipa en Iztapalapa.
Según los peritajes iniciales, hay indicios de que la unidad de transporte de gas LP circulaba a exceso de velocidad, lo que habría provocado la volcadura.
Especialistas en criminalística, incendios y explosiones trabajan en conjunto con la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) para determinar si la unidad cumplía con las condiciones técnicas y de seguridad establecidas en la normativa.
Las autoridades señalaron que este análisis permitirá no solo establecer responsabilidades, sino también precisar si hubo fallas en la operación de la pipa o incumplimiento por parte de la empresa propietaria.
Con información de El Financiero.