Saltillo, Coahuila, 14/10/25 (Más).- El exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, reveló que durante su mandato fue objetivo de un complot orquestado por el grupo criminal Los Zetas, quienes planearon asesinarlo durante una visita a Piedras Negras, según relató en una entrevista con el periodista Óscar Balderas en el pódcast ‘Esquina Balderas’.
La información expone que la amenaza fue confirmada por el entonces cónsul de Estados Unidos en Monterrey, quien alertó directamente a Moreira Valdez sobre los detalles del atentado, en una conversación que el exmandatario narró durante la entrevista.
–¿Usted va a ir a Piedras Negras el viernes? –preguntó el representante diplomático.
–Sí –respondió el entonces gobernador.
–¿Sus camionetas son así y así?
–Sí, sí.
–Lo van a matar el viernes en Piedras Negras. Los Zetas van a sustituir sus camionetas. Está todo preparado. Nos dice una estación de nosotros, nos dice esa información.
Ante esta advertencia, el entonces gobernador reforzó su seguridad, canceló el viaje y notificó a las autoridades federales de seguridad. Gracias a ello, logró confirmar la información con otros funcionarios estadounidenses.
“Al día siguiente (fui) con Genaro García, que era el secretario de Seguridad, y ahí había un funcionario norteamericano y me leyeron lo que iba a pasar y pues coincidía con el lugar a donde yo iba a ir (…) era el lugar donde yo iba a ir y todo, pues ya, obviamente no fui”, agregó.
Según relató el exmandatario, no fue la única vez en que se planeó atentar contra su vida.
“Eso se repitió en uno de los diciembres”, indicó, “iba a ir yo a Piedras Negras, a punto de volar a Piedras Negras (…) y me dijeron: ‘En el público, hay gente, sicarios, lo van a matar’. Entonces ya esa vez tampoco fui”.
Rubén Moreira Valdez asumió la gubernatura de Coahuila en diciembre de 2011, en una de las etapas más violentas que ha vivido la entidad. Los Zetas habían extendido su control sobre corporaciones policiales, penales y sectores económicos, mientras el estado atravesaba una grave crisis institucional y financiera.
En ese contexto, como mandatario estatal, implementó una estrategia frontal para debilitar las finanzas del cártel, a través del cierre de casinos, palenques y otros negocios utilizados como canales de lavado de dinero.
Durante la entrevista, también compartió uno de los episodios más dolorosos de su administración: el asesinato de su sobrino José Eduardo Moreira, ocurrido en octubre de 2012 en Ciudad Acuña. Supo de la noticia mientras viajaba de la Ciudad de México a Toluca para abordar un avión rumbo a Coahuila.
“Me habla un alcalde, con el cual había hablado en la mañana, me había saludado. Me habla un alcalde y me dice, mataron a Lalo. Mataron a Lalo”, expuso, “nunca pensé que fuera mi sobrino. Había un alcalde que se llamaba Eduardo; yo pensé en él, porque estaba combatiendo mucho el crimen, pero fue tan rápido que me dijo, mataron a Lalo. Y donde me dijo dónde estaba su cuerpo, se trata de mi sobrino. Eduardo es hijo de un hermano mío, que fue gobernador, y había vivido conmigo aquí en la Ciudad de México un tiempo”.
El joven, hijo del también exgobernador Humberto Moreira Valdés, fue secuestrado y ejecutado presuntamente por órdenes de Los Zetas, como represalia por la muerte de un familiar de Miguel Ángel Treviño Morales, alias “Z-40”, líder del grupo criminal. Según las investigaciones, José Eduardo fue entregado a sicarios por policías locales.
Posteriormente, Rubén Moreira Valdez recordó cómo tuvo que comunicarle a su hermano la noticia del asesinato. “Lo matan y pues tengo que hablarle a su papá. Obviamente, ya te vas a imaginar cómo se puso, cómo se pone cualquiera”.
Explicó que, debido a la situación de riesgo, no viajó a Ciudad Acuña. “Al día siguiente, mi hermano… me pidieron o exigieron que no estuviera yo en el velorio”.
Según lo expresado en la entrevista, la muerte de su sobrino provocó una fuerte crisis política en la entidad. “Era una conmoción terrible, porque además tenía yo un problema político, porque el exgobernador estaba totalmente, pues conmocionado, yo no lo puedo culpar de eso. La esposa, la viuda, también, haciendo declaraciones”.
El crimen no solo dejó una profunda marca personal y familiar, sino que también agudizó los cuestionamientos a su estrategia de combate al crimen organizado.
Pese a ello, Rubén Moreira Valdez sostiene que la confrontación fue necesaria y defiende las acciones tomadas durante su administración. Aunque reconoce que el miedo persiste en algunas regiones, insiste en que “la paz es posible” y que el Estado debe mantener su lucha sin pactar con la impunidad.
Finalmente, lamentó la falta de respaldo del gobierno federal en momentos clave de su gestión, aunque aseguró que mientras las instituciones no claudiquen, es posible recuperar el control y garantizar la seguridad a la ciudadanía.