Uruapan, Michoacán – Lo que comenzó como un movimiento local en una de las regiones más golpeadas por la violencia en México ha escalado a un fenómeno político nacional. Carlos Manzo, alcalde independiente de Uruapan, ha alcanzado un sorprendente 72% de aprobación ciudadana a nivel nacional, según un estudio citado por el analista de seguridad Robert J. Bunker.
Con su característico sombrero, discurso directo y una política de «cero tolerancia», Manzo ha captado la atención del país. Su administración, centrada en la acción inmediata contra la delincuencia y una narrativa de justicia directa —a la que algunos llaman “justicia exprés”—, ha sido clave en su creciente popularidad. En redes sociales, su figura ya es apodada como el “sheriff de Uruapan”.
Este estilo, autoritario para algunos y eficaz para otros, ha generado comparaciones con el presidente salvadoreño Nayib Bukele, famoso por su guerra frontal contra las pandillas. Aunque las realidades y contextos son distintos, las similitudes en el discurso de orden y la percepción de eficacia han detonado un debate sobre si México está listo —o necesita— un liderazgo de ese tipo.
En contraste, la mandataria federal apenas alcanza un 21% de aprobación, lo que resalta aún más el ascenso meteórico de Manzo. Usuarios en redes sociales y analistas coinciden en que “el movimiento independiente del sombrero ya no es local… es trending topic nacional”.
Mientras unos aplauden su firmeza ante la violencia, otros alertan sobre los riesgos de una política que podría sacrificar el debido proceso y los derechos humanos en nombre de la seguridad. No obstante, para muchos ciudadanos cansados de la impunidad, Manzo representa una esperanza de cambio real.
Con olor a plomo, pero también a hartazgo, el fenómeno Carlos Manzo no solo ha transformado la narrativa en Uruapan, sino que podría estar marcando el surgimiento de una nueva figura nacional. Un liderazgo que divide, pero que hoy por hoy, arrasa en las encuestas.
Con información de revistaresumen.mx