HERMOSILLO, Son. (apro).- Un centenar de internos del reclusorio para menores de Sonora se amotinó este jueves 3 en Hermosillo: se subieron a los techos de los edificios, ocasionaron daños materiales y golpearon de gravedad a un comandante estatal.
Los menores, según lo afirmado a Proceso por fuentes cercanas a lo sucedido, se manifestaban para exigir mejores condiciones en su internamiento.
Los hechos se suscitaron cerca del mediodía, hora en la que la circulación por el bulevar Ganaderos, que pasa frente al Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes (ITAMA), fue cerrada por decenas de patrullas que acudieron al llamado realizado por el personal de la institución.
A las 12:28, hora local, la Secretaría de Seguridad Pública informó que la movilización policiaca se debió a “un conato de riña entre dos internos, descartándose cualquier otra versión que haya sido manejada por especulación”.
Minutos antes, sin embargo, los internos se encontraban lanzando objetos desde los techos de los edificios de la institución, y minutos después fuentes confirmaron a este medio que, en efecto, se trató de un motín que las autoridades trataron de minimizar.
Entre los hechos sucedidos durante la movilización destaca el arribo de una ambulancia de la Cruz Roja, que fue solicitada para transportar al comandante que fue golpeado durante los hechos. La magnitud de los daños materiales, sin embargo, se desconoce.
Además del comandante en cuestión, se informó que hay múltiples personas golpeadas, que hubo personal evacuado y que en determinado momento se presentó riesgo de fuga, aunque esto último no sucedió gracias el arribo de las autoridades.
La infraestructura del centro donde ocurrió el motín cumple con algunos elementos básicos como aulas, talleres de oficios y canchas deportivas, según información recogida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pero carece de instalaciones más especializadas.
En concreto, el último censo relativo al caso, publicado a mediados de 2024, señala que el lugar cuenta con 238 camas, pero no cuenta con jardines, gimnasio o espacios para el culto religioso. A esto se añade un elemento crucial: no se cuenta con una “sala de desintoxicación” a pesar de que, para el cierre de 2023, el delito de posesión de narcóticos fue uno de los más frecuentes entre los internos.
Con información de: Proceso.