Por: Carlos Borruel
Intensas campañas publicitarias acompañadas de buenos precios y modelos bonitos provocan el ascenso en ventas de productos chinos en perjuicio de la economía nacional y familiar.
Desde inicios de este siglo, China se ubicó como el socio comercial de nuestro país con un mayor superávit comercial.
En 2024 México vendió a China productos por un monto de $737 millones de dólares en tanto que los mexicanos compramos productos chinos por un total de $11,508 millones de dólares.
Es decir, la balanza a favor de China fue de $10,772 millones de dólares.
¿Qué significa lo anterior?
Simplemente que dejamos de consumir lo que produce y genera empleos en México y provocamos que nuestra economía decrezca.
Si vendiéramos más y nuestras compras fueran mucho menores, la economía de nuestro país estaría más sólida.
Al comprar un producto chino, no solo desplazo lo hecho en México, sino que contribuyo a los despidos y evito que empresas nacionales contraten más personas.
Me podrán decir que debemos ser más competitivos y dar la batalla a China.
Es cierto, solo que el gigante de Asia compite en precio, pero su calidad deja mucho que desear y afecta de manera considerable el bolsillo de ciudadanos que por comprar barato les sale demasiado caro.
Me anticipo a una crisis y enojos que habrán de alcanzarnos en poco tiempo y que ya muestra algunos asomos.
En este momento uno puede comprar autos híbridos chinos, modelo 2026, en $500,000, sumamente económicos.
Por la crisis de chips en 2023, la empresa que represento compró 4 autos de ese país para un servicio de transporte.
Mas bonitos en su diseño interior que los japoneses (que siempre compro por su escrupulosa calidad) y consultando un mecánico se adquirieron.
Al mes, uno de los conductores tuvo un percance y dañó un fender. El vehículo fue sacado de servicio y la pieza tardó tres meses en entregarse a la empresa.
A los pocos meses, los alternadores de los 4 autos se descompusieron, falla total, y tuvieron que ser reemplazados.
Antes del primer año fallaron los aires, la calefacción y hasta el estéreo.
Y en composturas normales las refacciones tardan un mes en llegar…o más.
Al año y medio dos se desvielaron. Se podrá argumentar que por el mal manejo. Mi comparativo es que otras marcas hechas en México y trabajadas en las mismas condiciones, gozan de cabal salud, su reparación es de bajo costo e inmediata.
Otra. Un amigo compró una camioneta Omoda hace dos años. La agencia ya cerró y dejó un módulo para cuando sus clientes necesiten una refacción...eso y nada, es nada.
Leo recientemente en medios que otra agencia china está por irse de Chihuahua…obviamente primero vendieron cientos de vehículos y el problema se lo dejan a los compradores.
Lo último es la promoción de autos eléctricos que, según me dice un experto, agravará el problema cuando necesiten reparación.
En estos momentos México necesita empresarios responsables, que ganen, sí, pero sin lastimar o abusar del consumidor.
Adicionalmente es impostergable ser más competitivos en precio y calidad en los productos mexicanos, así como estar conscientes que la desbalanza comercial tan abismal entre México y China, significa retroceso y menos empleos para nuestro país.