CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Nuevo Nayarit fue el punto de encuentro. El escenario: la 88 Convención Bancaria. Un momento cargado de expectativa, donde los señores del dinero tuvieron su primer careo con la primera presidenta de la historia de México en un entorno marcado por la guerra arancelaria de Donald Trump, quien en un día lanza amenazas comerciales y al siguiente ofrece treguas. Fue ahí donde Proceso sostuvo una entrevista con la mano derecha empresarial de Claudia Sheinbaum, Altagracia Gómez, quien les acaba de exponer el Plan México.
La coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización de Empresas llama a la serenidad. Considera que no hay motivos para alarmarse por la revisión, o hasta cancelación del T-MEC, pese a los discursos controversiales del mandatario estadunidense. Desde su posición, asegura que el sector privado mantiene la confianza, pues los compromisos cumplidos por México están blindados frente a las medidas proteccionistas.
“Y en ese sentido consideramos muy positivo que en abril se haya reconocido eso, que todo lo que cumple con el T-MEC quedará sin aranceles, es absolutamente positivo”, señala.
Esa certeza, dice, es la base para lo que ella denomina el “Plan México”. Un proyecto que, señala, es de transformación económica de largo aliento que no se limita a aprovechar el nearshoring, sino que apuesta por consolidar una diversificación industrial, tecnológica y comercial.
De acuerdo con ella, la visión de este plan no se trata de una promesa sujeta al ánimo político, sino de una estrategia estructurada con la capacidad de sostenerse por las próximas cuatro décadas.
“Hablábamos de que no era una visión de hace 40 años, sino cómo vamos a trabajar para que en los próximos 40 años podamos por una parte, producir más, por otra, agregar más valor y además poder ser actores o protagonistas de una nueva forma de entender la globalización, entendida ésta como bloques regionales, donde México pertenece al bloque regional más próspero del mundo”, señaló.
El proyecto, explicó, está anclado en tres motores, éstos son producción nacional, valor agregado y reposicionamiento global de México en cadenas de suministro críticas. La clave para que ese proceso sea sostenible, insiste, es la educación.
El “Plan México” contempla aumentar de manera consistente la tasa de egresados e ingenieros, aprovechando el bono demográfico y apostando por sectores que demandan alta especialización.
“En términos de bono demográfico, en temas de especialidad y experiencia (...) Somos uno del top 10 jugadores en quizás los sectores más estratégicos del mundo, hablando de vehículos pesados, vehículos ligeros, autopartes, pero también dispositivos médicos, un ensamble particularmente de temas de cocina, aire acondicionado, electrónicos, etcétera, etcétera”, comentó.
Además, subraya que México es el único país de América Latina que fabrica semiconductores de alta especialidad y figura como uno de los líderes globales en la industria aeroespacial.
“Y eso nos tendría que dar esta oportunidad (...) de consolidar lo que ya tenemos, de especializar los sectores en donde también ya estamos y de avanzar mucho como país”, sostuvo.
Pero no todo es alta tecnología. Para Gómez Sierra, el verdadero punto de inflexión del Plan México será el agroindustrial. A pesar de que el gobierno ya publicó una lista de sectores prioritarios en este 2025, reconoce que aún está pendiente resolver la deuda histórica con el campo mexicano.
“Es un sector que además particularmente nos interesa, porque hay algo de pobreza o mucha pobreza relacionada (...) Muchos de ellos no tienen acceso a crédito, también por los riesgos, digamos, externos (...) llueve, la sequía, etcétera, etcétera”, añadió.
Lejos de ser un segmento marginal, la agroindustria es, según la empresaria, uno de los grandes motores del país en términos de generación de divisas y potencial exportador. En su mirada, este sector puede ser clave tanto para cerrar brechas sociales como para consolidar el protagonismo de México en los mercados globales.
Así, entre semiconductores, manufactura especializada y el rescate del campo, y de que no se abordaron los riesgos internos que pueden interrumpir esa continuidad del Plan México, como cambios de gobierno, giros en la política industrial, tensiones fiscales o rezagos institucionales, Altagracia Gómez busca proyectar certidumbre en medio de la tormenta.
La empresaria señala que la visión del proyecto económico de la autodenominada Cuarta Transformación, no se detiene con el sexenio, se diseña para durar, según sus palabras, “otros 40 años más”.
Con información de proceso.com.mx