Por Omar Bazán Flores
Como diputado federal que voté a favor del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) y puedo decir con orgullo que tomé una decisión responsable y tal vez la mejor, en tiempos críticos para México.
El fondo se presentó como una medida necesaria para proteger el ahorro bancario y evitar el colapso del sistema financiero, por lo que después de analizar cuidadosamente las opciones decidí votar a favor allá por el año de 1997, porque consideré que era la mejor opción para México en ese momento.
Fue en la 57 legislatura en la que ese tema de gran trascendencia se aprobó y repito, mi voto se basó en congruencia, pues era necesario tomar medidas drásticas para evitar una catástrofe económica mayor.
La crisis de 1994 había generado una gran incertidumbre y temor en la población, y era fundamental tomar acciones para restaurar la confianza en el sistema financiero.
En mi opinión, el Fobaproa fue una decisión difícil pero necesaria y creo que fue un paso importante para proteger la estabilidad económica del país y evitar una crisis aún más grave.
Me enorgullece haber tomado una decisión que ayudó a proteger la economía del país y a evitar una crisis aún más grave, por eso estoy convencido de que, en momentos de crisis, es fundamental tomar decisiones difíciles pero necesarias para proteger, en este caso, el interés nacional.
Alguna de las características del Fobaproa:
Se creó como un fondo de contingencia para realizar operaciones preventivas y proteger el ahorro bancario. Su objetivo principal era evitar el colapso del sistema financiero y proteger los ahorros de los mexicanos.
Se utilizó para absorber las deudas de los bancos y evitar que se declararan en quiebra. Esto se logró mediante la compra de cartera vencida y la capitalización de esas instituciones.
El Fobaproa también se utilizó para garantizar el pago de los depósitos bancarios y evitar que los ahorradores perdieran su dinero, lo que, sin duda, ayudó a restaurar la confianza en el sistema financiero y a evitar una crisis de liquidez.
Aunque su implementación ha sido controvertida, es innegable que ayudó a evitar una crisis aún más grave en ese momento.
Coincido ampliamente con el líder de los diputados federales del PRI Rubén Moreira, quien hace apenas unos días presentó, por tercera vez, una iniciativa para eliminar los pagos al Fobaproa, después de considerar que la deuda está saldada y destinar los 50 mil millones de pesos previstos para este rubro al sector salud, a carreteras, infraestructura hidráulica y apoyo al campo.
Interesante la propuesta que hizo Rubén Moreira, ya que se deja a salvo el fondo que actúa como seguro de depósito de los ahorradores bancarios, así como la función del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) como asegurador de los ahorradores.
Además, en la mesa de análisis realizada por Moreira Valdez, el economista Mario Di Costanzo y del abogado Miguel Ángel Sulub, explicaron que en 1999 el IPAB recibió una deuda del Fobaproa de 725 mil millones de pesos y, desde ese año, hasta 2025 ha recibido 840 mil millones de pesos en recursos presupuestarios, por lo que consideraron que la deuda ya está más que pagada.
Hoy puedo reiterar que mi voto a favor del Fobaproa fue una decisión muy importante y responsable, tomada en base a lo que consideramos que era la mejor opción para México en ese momento, por eso estoy orgulloso de haber tomado una decisión que ayudó a proteger la estabilidad económica del país y a promover su recuperación económica en momentos muy complicados e históricos para todos los mexicanos.