El 9 de julio por la tarde, la Secretaria de Agricultura de EE. UU., Brooke Rollins, ordenó el cierre inmediato de los puertos fronterizos del sur al comercio de ganado tras la renovada amenaza del Gusano Barrenador del Nuevo Mundo (GBN) que se propaga hacia el norte desde México. El último caso se localizó a solo 600 kilómetros al sur de la frontera entre EE. UU. y México.
“Cerrar la frontera es esencial para proteger la salud del ganado estadounidense y la integridad del suministro de alimentos de nuestra nación”, declaró Bill Bullard, director ejecutivo de R-CALF USA. “Aplaudimos a la Secretaria Rollins por no ceder ante los intereses comerciales globales y por tomar las medidas rápidas y necesarias para priorizar a Estados Unidos”.
El 30 de junio, Rollins anunció la reapertura gradual, basada en el riesgo, de determinados puertos del sur para las importaciones de ganado, bisontes y equinos procedentes de México. El puerto de Douglas, Arizona, reabrió el 7 de julio, por donde, según se informa, cruzaron a Estados Unidos aproximadamente 900 cabezas de ganado.
R-CALF USA se había opuesto firmemente a la reapertura, calificándola de prematura. En una carta conjunta con 19 organizaciones de condados, estados y países, los grupos instaron a Rollins y a la administración Trump a mantener la frontera cerrada hasta que México erradique la enfermedad.
El grupo insta al USDA y a los funcionarios mexicanos a continuar sus esfuerzos conjuntos para el control de la enfermedad, incluyendo la producción y liberación de moscas estériles, y a mantener los puertos cerrados hasta que el NWS se erradique por completo de México.
R-CALF USA y las organizaciones de condados y estados que se sumaron a la carta anterior han instado al secretario a proporcionar una evaluación de riesgos cuantitativa y con base científica que el público pueda revisar y comentar a través de los procedimientos de elaboración de normas de la agencia. R-CALF USA también solicita una investigación federal sobre los informes de contrabando de ganado a México desde países centroamericanos.
“Esta plaga pone de relieve la necesidad de que Estados Unidos rompa su dependencia de las cadenas de suministro extranjeras para un alimento tan importante como la carne de res. Necesitamos que el USDA impulse nuevas políticas que incentiven la reconstrucción de nuestra cadena de suministro nacional de carne de res”, declaró Bullard.